“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.” (Isaías 43:18)
Si haces un recuento de tu vida, podrás recordar momentos tristes y felices; pero lo que está plasmado con mayor intensidad son los momentos de dolor y tristeza que has vivido. El pasado muchas veces es un trago amargo que lo vuelves a tomar en el presente cuando te la pasas recordando todo lo que ha traído tristeza a tu corazón. Deja atrás todos los malos recuerdos que tienes guardados en tu mente, ya no los traigas a tu presente porque lo único que hacen es detenerte e impedirte avanzar hacia nuevos horizontes.
Recibe esta promesa de parte de Dios. ¡Libérate! No vivas atado a tu pasado, Dios hará grandes cosas contigo; pon tu mirada en quien renueva todas las cosas y las hace nuevas.
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